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El primer nivel de atención de salud, un pilar fundamental y un desafío en Esquel

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La Dra. Elvira Gauna, actual coordinadora de los Centros de Salud (CAPS) dependientes del Hospital Zonal Esquel, brindó a FM DEL LAGO un detallado panorama sobre el trabajo esencial que se realiza en la atención primaria. Gauna destacó la importancia de esta labor en el territorio y los desafíos que enfrenta, especialmente en el contexto pospandemia.

La atención primaria se distingue por su especificidad en el primer nivel de atención, un trabajo que, según Gauna, si no se sostiene en el tiempo, no permite observar su verdadera repercusión. “Primero, estar inserto en el territorio, en los barrios, distribuidos estratégicamente en la ciudad que está sectorizada, hay una población a cargo”, explicó. Su labor se enfoca en la promoción de la salud, brindando herramientas a la población para el cuidado de la salud, la prevención, ofreciendo programas preventivos para problemas prevalentes, la asistencia de enfermedades de baja complejidad y la detección y derivación oportuna de casos que exceden este nivel.

Según relevamientos mundiales, el 80% de los problemas de salud se resuelven en los primeros niveles de atención. En Esquel, los ocho Centros de Atención Primaria, junto con el Centro de Adolescentes y dos puestos sanitarios, realizaron alrededor de 60 mil consultas el año pasado. Gauna aclaró que no todos los CAPS ofrecen la misma cantidad de horas o servicios, con horarios que varían hasta las 14 o 16 horas y una afluencia de 30 a 40 personas o más diariamente. Los equipos son variados: algunos centros cuentan con tres médicos generalistas más pediatra, mientras que otros, como Valle Chico, tienen solo uno. Además, se suman servicios de odontología, salud mental (con una gran demanda), kinesiología y nutrición, conformando los Equipos Básicos de Salud (TCST). Actualmente, unas 160 personas trabajan en el primer nivel de atención, coordinadas desde las oficinas en 133 Viviendas.


La sobrecarga del sistema público y el legado de la pandemia

La Dra. Gauna, médica generalista especializada en gestión y con una diplomatura en atención primaria, lamenta no poder ejercer el consultorio, aunque reconoce la imposibilidad debido a sus responsabilidades. “Es mejor especializarse”, afirmó. Sin embargo, no olvida su experiencia en el consultorio y su paso por lugares como Río Pico, donde la complejidad de las dificultades realza el valor de la atención.

Un punto crítico señalado por Gauna es la creciente sobrecarga sobre el sistema público de salud. “Hay más carga sobre el sistema público de salud y eso se complica porque no tienen para pagar los coseguros, los medicamentos”, explicó, una situación que se agrava por el empobrecimiento de la población. A esto se suman las complicaciones de la estructura de personal capacitado y la necesidad de plataformas digitales. La Dra. Gauna pidió “paciencia” a la población, reconociendo que nadie acude a un centro de salud si no tiene problemas.

La pandemia de COVID-19 dejó una marca profunda en el sistema sanitario. “Hubo un montón de cosas que en pandemia no se hicieron y aparecieron pospandemia complicados y más graves”, advirtió. El sistema se centró en atender el COVID, descuidando otras patologías, y la población, por miedo, dejó de asistir. Esto llevó a que hoy aparezcan personas con enfermedades avanzadas. Gauna recordó cómo se dividieron los centros en “rojos” para COVID y “verdes” para el resto de las atenciones, una estrategia que, aunque “extraordinaria”, los dejó “sin dar abasto”.


La vulnerabilidad del personal de salud y la importancia de la educación

Un aspecto que la Dra. Gauna siente que no ha sido suficientemente visibilizado es cómo quedaron los trabajadores de la salud después del COVID. “Hacíamos dos meses que no cobramos el sueldo y no cobramos el aguinaldo, pero seguimos trabajando, como que acá no pasó nada”, lamentó, instando a la comunidad a observar la situación de quienes los cuidaron. “Siempre son palos y palos, qué pasó con esa gente que quisimos atender, una cosa es la obligación, pero quisimos hacerlo”, enfatizó, haciendo un llamado a la reflexión sobre el cuidado de los cuidadores.

Finalmente, Gauna conectó la salud con otros pilares fundamentales del bienestar social. “Menos educación es un factor de riesgo para enfermar, y también es un factor de riesgo para cuando uno enferma y cómo se recupera”, sostuvo. Un buen nivel educativo se traduce en mayores oportunidades laborales y de progreso. La salud alimentaria, el acceso a agua segura, el territorio, la vivienda y la cultura son todos indicadores necesarios para el bienestar.

La coordinadora también expresó preocupación por la falta de reemplazos y nuevos ingresos al sistema de salud. “Somos poblaciones envejecidas, tenemos el 50% de los médicos generalistas por arriba de los 50 años, con una jubilación en el futuro próximo”, advirtió, una situación similar en enfermería y trabajadores comunitarios. Las Trabajadoras Comunitarias de Salud en Terreno (TCST) son las mismas de hace un año, con un máximo de 130 familias a cargo, lo que evidencia la necesidad urgente de observar cómo se renueva y fortalece el equipo de salud.