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Distribuidora Mecohue de Esquel siente el impacto de la caída del consumo

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Francisco Werner, propietario de la distribuidora Mecohue en Esquel, compartió con FM DEL LAGO sus preocupaciones sobre la marcada caída en las ventas que ha experimentado su negocio en los últimos meses. A punto de cumplir 16 años en el mercado patagónico, Werner reflexionó sobre los desafíos actuales en un contexto económico cambiante.

Mecohue, que inició sus operaciones el 14 de septiembre de 2009, comenzó como una distribuidora de golosinas y ha evolucionado hasta convertirse en un “Drugstore mayorista”, ofreciendo una amplia variedad de productos de almacén, excluyendo perecederos. Werner, quien se independizó tras trabajar en una distribuidora de cervezas en Bariloche, destacó la importancia de la planificación y la pasión por el trabajo. “Incito a todos a que se puedan independizar con una planificación, lo importante es hacer algo que incite todos los días a levantarte”, afirmó.

El impacto del nuevo contexto económico

Werner explicó que el cambio de gobierno trajo consigo una nueva dinámica al mercado. Mientras que antes la inflación era “galopante” con “tres o cuatro listas por semana con aumentos”, ahora “la inflación se frenó y los precios dejaron de aumentar, pero bajó el consumo”. Esta situación contrasta con el escenario anterior, donde la inflación, trabajando prolijamente, podía ser un beneficio para los distribuidores al permitirles capitalizar el stock. “No hay plata y se nota”, sentenció el empresario.

La falta de circulante en la economía local se ve agravada por la merma en actividades clave como la construcción. A esto se suma una creciente competencia, que Werner calificó de “barbaridad”, con “siete negocios del mismo rubro en 100 metros”. El empresario también lamentó la aparición de “distribuidoras satélite más grandes” que operan de manera desleal al no pagar impuestos, lo que genera un “retraso” para negocios formales como Mecohue, que emplea a seis personas y cumple con todas las cargas fiscales.


Sobrevivir en un margen ajustado y la incertidumbre macroeconómica

“De marzo a la fecha he sobrevivido”, confesó Werner, quien reconoció que las cuentas están “muy finitas” y que están “aprendiendo a trabajar de nuevo”. Si bien valora la estabilización de los precios, espera que las mejoras en la macroeconomía “decanten en la microeconomía” y se traduzcan en un mayor consumo.

El empresario también se refirió a la alta carga impositiva sobre los salarios y el funcionamiento de un comercio. “El sueldo de un empleado es de un millón doscientos y me sale con cargas sociales un millón setecientos, más ingresos brutos, ganancias, y todo lo que tiene pagar el comerciante, tenemos un margen muy chico”, explicó.

A pesar de los desafíos, Werner se mostró resiliente: “Nunca fui pesimista, trato de ser positivo”. Recordó que pudo ahorrar durante la gestión de Macri, algo que hoy le resulta imposible. Su estrategia actual es la cautela: “Hay que mantenerse y estar tranquilos, no hay que endeudarse y estar mirando día a día lo que pasa”. Werner manifestó su deseo de que el bien común alcance a todos, incluyendo a sus empleados, y concluyó que el sector espera anuncios que impulsen la actividad económica.