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Barrera Sanitaria en Patagonia: “más político que otra cosa”

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Tras el anuncio del levantamiento de la barrera sanitaria en la Patagonia, que permite el ingreso de carne con hueso a Chubut, FM DEL LAGO realizó un relevamiento en las carnicerías de Esquel para conocer el impacto de esta medida. Miguel Cretton, un experimentado carnicero de la ciudad con 33 años de trayectoria en La Anónima y dos décadas con su propio negocio, compartió su perspectiva sobre los precios y la disponibilidad de productos.

Cretton se mostró cauto sobre los cambios significativos, afirmando que la situación actual, aunque “brava”, no es inédita: “Ahora se puede llevar carne, pero está muy bravo, pero hubo épocas peores”. Para él, la decisión es “más político que otra cosa”. Su negocio ya se abastece con precios competitivos de proveedores de la región. “Nosotros le estamos comprando a quien nos vende más barato, tenemos Trevelin, Neuquén y 28 de Julio, con eso nos estamos abasteciendo bien, son precios coherentes que se pueden llevar”, explicó.

 

La preferencia por la carne con hueso y la necesidad de un matadero local

El carnicero es un defensor de la carne con hueso, señalando las dificultades que presenta la carne despostada y congelada. “Prefiero la carne con hueso, la carne sin hueso viene congelada y es complicado, es un laburo doble, prefiero la carne con hueso toda la vida”, enfatizó. Sin embargo, aclara que el factor determinante es el precio: “Acá manda el precio, tiene que haber mucha diferencia para que yo traiga carne de afuera, sino compro de la zona nomás”.

Para Cretton, la principal falencia en la cadena de producción local no es la carne bovina, sino la porcina. “Acá hace falta un matadero de cerdo porque se está trayendo cerdo de afuera, el que ingresa tiene un sello de la zona, pero necesitamos la revisión municipal”, destacó, poniendo de manifiesto la importancia de la regulación y el control sanitario local.

 

Precios estables y estrategias comerciales en contexto de crisis

En cuanto a los precios, Cretton afirmó que los mantienen estables hace más de 35 días. “Hace más de 35 días que tenemos los mismos precios, hacemos promoción, hay cortes que no se venden y los sacamos de alguna manera, no sirve tener guardado, hay que ser flexibles”, explicó sobre la necesidad de rotar la mercadería. Puso como ejemplo el osobuco, que se vende a 11 mil pesos el kilo, con una opción más económica a 6 mil pesos. Una media res ronda el millón cuatrocientos mil pesos, pero el carnicero es consciente de que “no podes cobrar mucho, hay que ser coherentes con los precios”.

La carnicería de Miguel Cretton no vende carne de vaca, priorizando otros productos. “Nosotros podríamos manejar carne de vaca, pero no la vendo”, señaló, destacando una clientela fiel que, aunque no compra con la misma frecuencia que hace un año, sigue eligiendo su local. La variedad es clave para atraer a los consumidores: “Tenemos una clientela muy buena, no compra como hace un año atrás, pero son fieles, la variedad trae mucho, hacemos milanesas, lengua a la vinagreta, hamburguesas, chorizos, salchichas, arrollados de carne y pollo”.

El negocio también apuesta por la innovación y la presencia digital. “Bruno tiene ideas y hay combos, trabajamos con las redes sociales y todo suma”, comentó Cretton. El horario de atención es amplio, de 9 a 13:30 horas y de 17 a 21 horas, incluyendo domingos y feriados. Incluso, la colaboración con otros comerciantes es parte de su filosofía: “No hago locro porque mi vecino hace y me compra la mercadería a mí”.

El levantamiento de la barrera sanitaria parece no haber generado un impacto inmediato en los precios ni en la estrategia comercial de esta carnicería de Esquel, que sigue priorizando el abastecimiento local y la cercanía con sus clientes.