La reciente desvinculación de los representantes del Colegio de Ingenieros del trabajo conjunto con el municipio de Esquel para el nuevo Código de Planificación ha reavivado un debate de larga data sobre la necesidad de una mayor injerencia profesional en la obra pública y privada. El ingeniero Ricardo Jorge, con más de 30 años de experiencia, diálogo con FM DEL LAGO y expresó su preocupación por la falta de control y la “incidencia de la política en cuestiones técnicas”, que a su juicio, afecta la calidad y seguridad de las construcciones en la provincia.
Ricardo Jorge se refirió a la situación actual del Código de Planificación, señalando que la exclusión de los ingenieros del equipo de trabajo municipal es un tema que “tiene mucho que ver con la obra pública” y la iniciativa privada. “Falta una moción de orden donde cada cual haga lo que sabe y lo que está habilitado”, enfatizó el ingeniero, subrayando la importancia no solo de la formación académica y la incumbencia profesional, sino también de la matriculación habilitante para ejercer la ingeniería en la provincia. “Puedes tener el título de ingeniero, pero si no estás matriculado no estás habilitado para ejercer la ingeniería en la provincia”, sentenció.
La falta de control y supervisión en la obra pública
Uno de los puntos más críticos que abordó el ingeniero fue la deficiencia en la dirección y supervisión de las obras públicas. Recordó una experiencia personal de hace 20 años, cuando dirigió obras para Obras Hídricas y renunció al darse cuenta de que se le pedía controlar un número desproporcionado de proyectos con recursos insuficientes. “Las obras públicas adolecen de direcciones de obra apropiadas”, afirmó el ingeniero Ricardo Jorge, explicando que, si bien muchos profesionales aceptan estos trabajos por necesidad, “distan mucho de las supervisiones y direcciones” adecuadas.
Según el ingeniero, en toda obra debe haber un director de obra y un representante técnico, roles que a menudo no son ocupados correctamente o, en el caso de serlo, no cuentan con el tiempo y los recursos necesarios para un control efectivo. “Para obras públicas de envergadura necesitas planteles permanentes de control, no puede ser un director de obra que anda supervisando montos de obras y que está quince minutos en una obra”, sentenció. Esta falta de control, explicó, genera una “bola que se va armando y al final la obra no termina de controlarse como corresponde”.
En contraste, Ricardo Jorge puso como ejemplo positivo su experiencia actual en Trevelin, donde representa técnicamente a un constructor y existe un ingeniero de la cooperativa ejerciendo un doble control. “Hay doble control y las cosas salen bien”, aseguró, destacando la importancia de la presencia de ingenieros en las inspecciones, algo que, a su parecer, “siempre soslaya” la influencia política.
La importancia de las normas y la responsabilidad profesional
El ingeniero Ricardo Jorge hizo hincapié en que existen actividades reservadas a la ingeniería, como las obras viales, donde la planificación y el control son fundamentales. Puso como ejemplo los cordones cuneta, que, aunque parezcan sencillos, requieren de una planificación previa de los niveles, el drenaje del agua y la resistencia del suelo.
La bicisenda elevada de la ruta a Trevelin fue señalada como un claro ejemplo de las consecuencias de soslayar las cuestiones técnicas. “Está detonada y quemado el hormigón, ya no cumple el rol para lo cual fue construida”, advirtió Ricardo Jorge, atribuyendo el deterioro a la falta de consideración de factores como la temperatura, la dosificación del hormigón y las pruebas de calidad. “Acá lo que hay son normas, se habla poco del cumplimiento de las normativas básicas para las normas de ingeniería”, lamentó, recordando que los ingenieros responden ante el Código Civil y Penal por su labor, lo que implica responsabilidad por daños y la obligación de hacer cumplir las normas.
Un llamado a la profesionalización y el control en la obra pública
Para finalizar, Ricardo Jorge reiteró su compromiso con la causa de la profesionalización en la obra pública, mencionando avances logrados por un grupo de ingenieros para que los proyectos de la cooperativa sean firmados únicamente por profesionales habilitados. Si bien reconoció las históricas “rispideces con los arquitectos” por la división de roles, afirmó que “hoy está claro el rol de cada uno”.
El ingeniero concluyó con un llamado a la acción: “Tendríamos que esmerarnos en que cada obra pública tenga un ingeniero con nombre y apellido, que los directores de obra tengan lo que necesitan”. Alertó sobre la situación actual, donde “hoy en día vas a ver quién es el responsable de la inspección y no hay nadie”, lo que subraya la urgencia de establecer controles efectivos y garantizar la presencia de profesionales idóneos para asegurar la calidad y seguridad de las obras.